viernes, 21 de mayo de 2010

Las cosas no siempre son lo que parecen...

LAS COSAS NO SON SIEMPRE LO QUE PARECEN

Dos Angeles viajeros se pararon para pasar la noche en el hogar de una familia muy adinerada. La familia era ruda y no quiso permitirle a los Angeles que se quedaran en la habitación de huéspedes de la mansión. En vez de ser así, a los Angeles le dieron un espacio pequeño en el frío sótano de la casa. A medida que ellos preparaban sus camas en el duro piso, el Angel más viejo vio un hueco en la pared y lo reparó. Cuando el Angel más joven preguntó ¿por qué?, el Angel más viejo le respondió, "Las Cosas no siempre son lo que parecen."

La siguiente noche, el par de Angeles vino a descansar en la casa de un señor y una señora, muy pobres, pero el señor y su esposa eran muy hospitalarios. Después de compartir la poca comida que la familia pobre tenía, la pareja le permitió a los Angeles que durmieran en su cama donde ellos podrían tener una buena noche de descanso. Cuando amaneció, al siguiente día, los Angeles encontraron bañados en lágrimas al Señor y a su Esposa. La única vaca que tenían, cuya leche había sido su única entrada de dinero, yacía muerta en el campo. El Angel más joven estaba furioso y preguntó al Angel más viejo, ¿cómo pudiste permitir que esto hubiera pasado? El primer hombre lo tenía todo, sin embargo tú lo ayudaste; El Angel más joven le acusaba. La segunda familia tenía muy poco, pero estaba dispuesta a compartirlo todo, y tú permitiste que la vaca muriera.

"Las Cosas no siempre son lo que parecen," le replicó el Angel más viejo. "Cuando estábamos en aquel sótano de la inmensa mansión, yo noté que había oro almacenado en aquel hueco de la pared. Debido a que el propietario estaba tan obsesionado con avaricia y no dispuesto a compartir su buena fortuna, yo sellé el hueco, de manera tal que nunca lo encontraría."

"Luego, anoche mientras dormíamos en la cama de la familia pobre, el ángel de la muerte vino en busca de la esposa del agricultor. Y yo le di a la vaca en su lugar. "Las Cosas no siempre son lo que parecen."

Algunas veces, eso es exactamente lo que pasa cuando las cosas no salen como uno espera que salgan. Si tú tienes fe, solamente necesitas confiar en que cualesquiera que fueran las cosas que vengan, serán siempre para tu ventaja. Y podrías no saber esto hasta un poco más tarde …

jueves, 20 de mayo de 2010

Cuando el tiempo se alarga

Un corazón roto, una herida sin sanar,
Una ilusión perdida, un sueño sin realizar.
Noches de cólera y dolor,
Días de pena y llanto.
Larga espera con aliento contenido,
Ardua tarea con corazón encogido.
Mas la esperanza es un manto
Cálido cual gesto de amor.
Ya acaba la espera, ya podemos celebrar,
La agonía termina y podemos respirar.

A cuantos nos ha tocado vivir largas e intensas horas esperando en la sala de espera de algún hospital, aburridos y soportando calor intenso y fuerte olor a humanidad, generado a lo largo de todo el día por todas las pobres almas que pasan hora tras hora allí.

Nada que hacer salvo mirar paredes cuasi desnudas, con el ocasional póster de “silencio” plantado en medio de una de ellas, cual santo en su altar.

Con el aburrimiento y la preocupación por sus seres queridos la espera pronto quiebra los nervios de la gente, siempre a flor de piel en estos lugares de soledad y desolación. Aparecen los sollozos, la desesperación y el tiempo parece dilatarse.

Cuando los médicos por fin aparecen unos suspiran aliviados y se derrumban con sonrisas y la ocasional lágrima de alivio, la tensión que los mantenía compuestos y de pie un mero recuerdo que será sólo eso, un recuerdo.

Luego quedan los que tras las explicaciones de los médicos rompen a llorar, desconsolados por la pérdida de aquel por el que rezaban y rogaban a todos los dioses habidos y por haber para que sus seres queridos se recuperasen para estar de nuevo con ellos.

Cuanto puedes echar de menos cosas tan simples como un gesto, un abrazo, ver en compañía de alguien un partido o una película o incluso compartir unas palabras.

Se dice que nunca se sabe lo que se tiene hasta que se pierde. Ignoro los orígenes de la frase, pero la verdad es que quienquiera que la acuñase, tenía toda la razón del mundo.

martes, 18 de mayo de 2010

¿Dónde están esos dioses ahora?

Solo se sentía. Solo y abandonado en un mundo cruel, superficial y donde el resto de la gente no para a preguntarse por el bienestar de sus semejantes. Morirá, en algún lugar, en algún momento, de alguna manera. Y el mundo le olvidará, desaparecerá entre las páginas de la historia, relegado a no ser más que un borrón en las memorias de aquellos que le conocieron. Igual dará lo mucho que haya peleado, lo mucho que haya mostrado compasión por los demás, las buenas obras realizadas y nunca compensadas. Todo para desaparecer en agonía, tratándose de aferrar en vano a una vida cruel, donde nada ni nadie importa al resto.

Vivimos en un mundo absurdo, donde los buenos ideales son meros recuerdos en las mentes de las personas. Da igual el país de origen, la religión, el dios al que adores en cualquier lado lo único que lograrás será, a lo sumo una pequeña plegaria, ineficaz e inocua, triste y absurda, algo que no puede reflejar la vida de una persona.

El patrón común entre las religiones es que sus dioses son buenos, justos, … estupideces. Si algún dios existiese no existirían tantas injusticias en el mundo, las buenas personas no lo pasarían mal y morirían, las buenas obras tendrían alguna recompensa, aparte de la autorrealización de la persona y el saber que has ayudado a alguien desinteresadamente. Sin embargo todo lo anteriormente mencionado sucede. ¿Dónde están esos dioses misericordiosos ahora?

Jugándose el destino del mundo a una mano de póker, seguro.