jueves, 20 de mayo de 2010

Cuando el tiempo se alarga

Un corazón roto, una herida sin sanar,
Una ilusión perdida, un sueño sin realizar.
Noches de cólera y dolor,
Días de pena y llanto.
Larga espera con aliento contenido,
Ardua tarea con corazón encogido.
Mas la esperanza es un manto
Cálido cual gesto de amor.
Ya acaba la espera, ya podemos celebrar,
La agonía termina y podemos respirar.

A cuantos nos ha tocado vivir largas e intensas horas esperando en la sala de espera de algún hospital, aburridos y soportando calor intenso y fuerte olor a humanidad, generado a lo largo de todo el día por todas las pobres almas que pasan hora tras hora allí.

Nada que hacer salvo mirar paredes cuasi desnudas, con el ocasional póster de “silencio” plantado en medio de una de ellas, cual santo en su altar.

Con el aburrimiento y la preocupación por sus seres queridos la espera pronto quiebra los nervios de la gente, siempre a flor de piel en estos lugares de soledad y desolación. Aparecen los sollozos, la desesperación y el tiempo parece dilatarse.

Cuando los médicos por fin aparecen unos suspiran aliviados y se derrumban con sonrisas y la ocasional lágrima de alivio, la tensión que los mantenía compuestos y de pie un mero recuerdo que será sólo eso, un recuerdo.

Luego quedan los que tras las explicaciones de los médicos rompen a llorar, desconsolados por la pérdida de aquel por el que rezaban y rogaban a todos los dioses habidos y por haber para que sus seres queridos se recuperasen para estar de nuevo con ellos.

Cuanto puedes echar de menos cosas tan simples como un gesto, un abrazo, ver en compañía de alguien un partido o una película o incluso compartir unas palabras.

Se dice que nunca se sabe lo que se tiene hasta que se pierde. Ignoro los orígenes de la frase, pero la verdad es que quienquiera que la acuñase, tenía toda la razón del mundo.

1 comentario:

  1. Amen iker... en fin ya sabes la esperanza es lo ultimo que se pierde...

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